Acerca de las formaciones socio-económicas en la teoría marxista

Por Jhimer J. Monzón
En la teoría política-social encontramos muchos esfuerzos de pensadores y corrientes intelectuales por estudiar a la sociedad, con el fin de comprenderla y generar así leyes que permitan enrumbar el devenir histórico. Varias teorías, famosas y muy respetadas en sus tiempos de apogeo, las vemos ahora, por decir menos, olvidadas.
Sin embargo, este no es el caso de la Teoría Marxista; que sigue provocando debates y estudios sociales por de todo el mundo. Esta teoría de la sociedad rompió con las meras abstracciones filosóficas, a las que estaban acostumbrados los filósofos anteriores a Marx y Engels, para basarse en un estudio científico del hombre y sus relaciones sociales.
En el basto horizonte de esta teoría podemos encontrar, como es de esperar, categorías, términos y conceptualizaciones que, en muchos casos, son comprendidos superfluamente, ya sea por su complejidad, por las abundantes fuentes de (des)información que existen en estos tiempos digitales, o por la poca disciplina académica de los lectores, en su mayoría detractores interesados solo en encontrar las debilidades en la teoría, para quienes, en un esfuerzo intelectual sobrehumano, les basta ver un video de cinco minutos en youtube.
Es la Formación Socioeconómica una de las categorías científicas claves para el entendimiento de la Teoría Marxista; en ella se reúne y sintetiza el arduo trabajo de Engels y Marx. Por tal motivo, nunca esta demás un nuevo intento de difundir y ayudar a la comprensión de la misma.
En primer lugar, debemos tener claro que la sociedad no es una aglomeración caótica y al azar de fenómenos físicos y morales; para la Teoría Marxista, la sociedad es un sistema, un complejo engranaje que, evidentemente, no es inmutable, si no que se encuentra en un constante dinamismo, sin dejar de ser concreto y determinado. Por lo cual, es posible realizar un estudio científico de la sociedad. Este es el primer avance teórico del marxismo, ya que incorpora el criterio científico de la repetición, como prueba de que en la sociedad encontramos regularidades, lo que permite descubrir leyes científicas. (Kelle & Kovalzon, 1975)
Continuemos, el hombre es el principal actor de la sociedad. ¿Qué nos diferencia de los animales? Para Marx, la respuesta es sencilla: el trabajo. Humano y animal tienen diversas y complejas necesidades para poder sobrevivir. El hombre produce los bienes que satisfagan estas necesidades; a diferencia de los animales, que se contentan únicamente con aquellos encontrados en la naturaleza. Esta característica humana le permite crear medios de producción, que transforman los recursos naturales en productos mejorados y con características superiores. Ahora, nadie puede producir todo lo que necesita (ropa, comida, etc); por lo que estamos obligados a relacionarnos con otros humanos para obtener otros productos. En conclusión, es la producción de bienes lo que convierte al hombre en un ser social.
En su afán por sobrevir y mejorar los bienes que consume, el hombre ha creado modos de producción, estos están basados en dos aspectos: Fuerzas productivas, interacción del hombre con la naturaleza, y relaciones de producción, interacción del hombre con el hombre. Para producir es necesario tener fuerzas productivas, que no son más que la unión de la fuerza laboral del hombre y los instrumentos de producción; en estos últimos, encontramos los objetos de trabajo (palanas, hachas, calculadoras) y los medios de trabajo (la tierra, las plantas, etc.). Las relaciones de producción se generan por la actividad laboral (por ejemplo: empleados - empleadores), están presentes desde la obtención de recursos materiales (dueños de los recursos - inversionistas), hasta el consumo individual del producto (comerciante - comprador). En este sentido, los modos de producción determinan las estructuras, instituciones, clases, condiciones y demás; es decir, determina a la sociedad misma. (Marx, Contribución a la crítica de la economía política)
En suma, las relaciones sociales son las diferentes formas de interacciones entre los hombres, generadas por el modo de producción. Ya estamos listos para las "Formaciones Socioeconómicas", estás permiten entender científicamente la historia social; ya que, "cada formación es un sistema social con cualidades determinadas y relativamente estables". (Kelle & Kovalzon, 1975)
A lo largo de la historia han existido varias formaciones socioeconómicas: primitiva, esclavista, feudal y capitalista. Como hemos evidenciado, los medios de producción son la base para cada formación, lo que genera diferentes características y dinámicas sociales. Pero también encontramos otra categoría fundamental: la propiedad; dividida en formas (social y privada) y tipos (esclavista, feudal y capitalista).
En consecuencia, una la revolución social no es más que la renovación de los medios de producción y tipos de propiedad. Asimismo, el paso de una a otra, ha generado formas transitorias de producción, desatando diferentes resultados sociales. Uno de los ejemplos más claros es Perú, un país simbiótico en su forma socioeconómica, debido a nuestra imposibilidad de definirnos; o como diría Mariátegui (1928): "La clase terrateniente no ha logrado transformarse en una burguesía capitalista, patrona de la economía nacional... este sistema económico, ha mantenido en la agricultura una organización semifeudal que constituye el más pesado lastre del desarrollo del país"
Las formaciones socioeconómicas pueden entenderse a través de sus bases y superestructuras. Siendo las primeras, el conjunto de relaciones de producción (definidas anteriormente), y las segundas, el conjunto de ideologías, ideas e instituciones que surgen de las bases. (Kelle & Kovalzon, 1975)
En la formación primitiva había una ausencia de clases y la producción, como la ganadería y agricultura, era primitiva; en las tres posteriores, entra en escena social la propiedad privada, ocasionando la creación de clases sociales y las relaciones entre las mismas, aquí encontramos la dominación y subordinación de unas con otras, lo que resulta en un antagonismo o lucha de clases. El esclavismo creo dueños y esclavos; el feudalismo, señores y vasallos; el capitalismo, burgueses y proletarios.

Cada clase tiene sus propios intereses, la lucha constante por satisfacerlos forma la conciencia de clase. Que no es más que la capacidad de entender que la clase necesita instituciones y organizaciones que expresen y defiendan sus intereses. Por consiguiente, en las formaciones socioeconómicas existe una lucha de clases motivada por la dominación y la propiedad de los medios de producción; Mariátegui (1928), lo ejemplifica así: "Los grandes propietarios costeños no tienen legalmente este orden de derecho feudales o semifeudales (sobre la tierra y recursos andinos), pero por su condición de clase dominante ... les permite prácticamente un poder casi incontrolable (ser dueños de los medios de producción)".
Por lo tanto, la base de cada formación socioeconómica determina su superestructura; es decir, los modos de producción determinan el tipo de estado, las instituciones, organizaciones, hasta aspectos morales y religiosos de la sociedad. Para resumir, la clase dominante, en su situación como dueños de los medios de producción, utilizan al estado y sus instituciones, así como los medios de comunicación, la educación, y demás instrumentos de propaganda para someter la case subordinada. Esto también se reproduce a nivel macrosocial, entre estados.
Ahora, ¿Cómo pretende la Teoría Marxista solucionar la problemática generada por la Formación Capitalista? La respuesta deberá ser descubierta por ustedes mismos. He hecho todo lo posible para sintetizar las bases de la introducción a esta filosofía, espero que haya generado en ustedes el interés necesario para proceder con una lectura concienzuda y diligente.
Bibliografía
Kelle, V., & Kovalzon, M. (1975). Ensayo sobre la teoría marxista de la sociedad. Moscu: Editorial Moscu.
Mariátegui, J. C. (1928). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Biblioteca Amauta.
Marx, K. (1975). El Capital. Libro primero: El proceso de producción capital. Madrid: Siglo Veitinuno Editores.
Marx, K. (1980). Contribución a la crítica de la economía política. Madrid: Siglo Veintino Editores.